sábado, 23 de octubre de 2010

La perfección que no convence

Éso de apoyar equipos a nivel club de otros países, siempre se me ha hecho bien chafa. Una cosa es ver los partidos y saberse los nombres de los jugadores. Otra totalmente distinta es decir "¡Hala Madrid!" o "Aúpa Aleti" o "Forza azzurri", enfundado en la respectiva playera. Para bien o para mal, me tocó nacer en México, en la ciudad de Monterrey, en el seno de una familia con un padre Rayado. Entonces, le "voy" a México y al Monterrey, no en ese orden.

Sin embargo, parte de lo que hace al futbol algo tan atractivo es la posibilidad de cada 90 minutos cambiar de preferencia. Es más, confieso: hay partidos en los que cambio mi apoyo muchísimas veces. Anota uno, y quiero que el equipo chico empate. Si empata, me acuerdo de ese jugador que me gusta y quiero verlo anotar para que el resto del mundo se de cuenta de que existe. Vaya, quiero que ganen los dos, por lo que el empate no me deja satisfecho.

Entonces uno puede concluir que mi fanatismo está reservado solamente para cuando juega el Monterrey. Pero no quiero hablar de "mi" equipo el día de hoy.

Sí, cambio de opinión muy seguido. ¿Y qué? Pero no sé en qué momento empecé a apoyar a un equipo por liga. Era mi manera de extrapolar lo que siento por el Monterrey a un plano más global.

De Holanda, al Ajax de Amsterdam (por ese equipo plagado de futuras estrellas de la Selección holandesa: Kluivert, Davids, los gemelos de Boer, Jari Litmanen, Marc Overmars).

De Italia, el AC Milan. Primero, porque jugaba ahí Demetrio Albertini (sí, me caía bien porque su apellido suena como mi nombre). Luego, porque ahí estaba Paolo Maldini, Franco Baresi, porque supe de Van Basten, y porque Berlusconi siempre me ha resultado simpático.

De Francia, de noche. Pero en su momento me caía bien el Mónaco porque jugaba Rafa Márquez pre-soberbia.

De Inglaterra, el Arsenal. Me gusta que el nombre del equipo y del entrenador sea el mismo desde hace años, la idea de apostar por la juventud, de intentar pescar un garbanzo de a libra entre la multitud de falsas esperanzas. Así como puedes encontrar un Cesc, puede salirte un Vela. Pero la apuesta me encanta.

Y de España, el Barcelona. Es más que un equipo, dicen los culés. Y sí, inicialmente me gustó el Barca porque la mayoría de mis jugadores favoritos del Ajax fueron al Barca. Ahí estaba Cruyff... ya sabía quién era y lo que representaba, y me gusta todavía leer sus opiniones. Además, el uniforme me gusta más que el del Madrid. Y los equipos estilo Madrid siempre me han caído mal.

Me dio gusto que el Barcelona volviera a triunfar. Madrid y Florentino gastaban barbaridades en los Galácticos. El Barcelona apostaba por La Masía y algunas contrataciones bien hechas. Beckham deslumbraba a los fotógrafos con su galanura. Ronaldinho y su sonrisa horrible enamoraban a millones de hombres por su inocencia y desparpajo al jugar. El Madrid ganaba, pero no movía corazones. El Barcelona podía perder, pero es difícil no emocionarse.

Y sí... mi divorcio con el Barcelona empezó en la pasada Copa del Mundo. El equipo que mejor juega, el del famoso "tiki taka" me da flojera. Juegan como relojito, tienen a un filósofo en el banquillo, sus jugadores son mediáticos pero aceptables para la familia. Messi no deja de parecer un chiquillo. Iniesta y Xavi parecen los tipos más inofensivos del mundo. Puyol se ve torpe y atrabancado. Piqué parece galán de balneario. Y todos juegan como genios. No sobra nadie y tampoco falta.

Y a mi me dan flojera.

Se puso de moda irle al Barcelona. Se puso de moda también decir que el Real Madrid (declarado por la FIFA como el mejor equipo del siglo pasado) no es tan bueno. Que sus títulos están fincados en sus gastos. Que compran y venden a lo tonto. Que los campeonatos logrados últimamente por el Barcelona lo convierten en "mejor equipo" que el Real Madrid. Que el Real Madrid vive del pasado.

Ni es mejor equipo, ni el Real Madrid es malo, ni siempre gasta a lo tonto. El dinero mejor invertido este año se fue en contratar a Mourinho y a Ozil, que va 3 minutos adelante que el resto de los futbolistas del mundo.

No quiero convencer a nadie, pero creo que lo mejor que le puede pasar al Barcelona este año es que el Real Madrid lo gane todo. Otra vez.

El Barca sigue y seguirá siendo más que un club.

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