viernes, 24 de noviembre de 2017

Letilio

Mi abuela era mi todo. Ella me crió, me consintió y empezó ese ciclo terrible de mujeres que me consintieron de más durante mi infancia. 

Tendría creo alrededor de 2 o 3 años. Mis papás se la pasaban trabajando y todo el tiempo estaba en casa de mis abuelos. Un día fuimos a conocida juguetería regiomontana ("el Paraíso del Juguete...") porque, como ya lo dije, a ella le encantaba chiflarme. Ella me preguntó qué juguete quería y yo le dije que quería a "Letilio"

Mi abuelita abordó al dependiente preguntándole por ese muñeco, sin saber si existía o era invento mío o qué. El muchacho la miró confundido y no supo qué decirle. Ésto desencadenó una serie de consultas y preguntas y revisiones de inventario porque en aquél entonces no existía Google. Aparentemente todo este proceso duró horas en las cuales varios hombres adultos me preguntaron que qué monito quería y yo les dije a todos que quería a Letilio.

Mi abuelita perseveró y al final encontramos a Letilio. Me gustaban los Thundercats pero no sé por qué no me gustaban los Thundercats sino Reptilio: el mono más feo de todas las caricaturas ochenteras. Esa era mi obsesión. 

Ella me lo compró y me lo regaló a escondidas de mamá. Toda esta historia me la sé porque mi abuelita se la contó a carcajadas a toda mi familia y todavía es fuente de burlas. Sigo sin saber por qué quería a Letilio. Sí sé que todavía extraño a mi abuelita con toda mi alma.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Despedidas

Él la conoció en un hospital. Ella venía de España a México porque algo ha de tener roto por dentro. ¿Por qué otro motivo alguien vendría a México voluntariamente?

La tercera noche aquí salí a fumar un cigarrillo y lo escuché hablando por teléfono con ella. "Te quiero", le dijo antes de desearle buenas noches y despedirse. Luego colgó y me dijo que estaba loca, que ella dudaba de él y que tenía que decírselo. Lo dijo de esa manera que tenemos los hombres para evitar que se note que sentimos y que nos enamoramos y que nos quebramos. Supongo.

Ella estaba de vacaciones y vino a visitarlo. Se estuvo quedando en un hotel en la plaza central del pueblo y las mañanas, tardes y noches las pasaba aquí con él. Definitivamente estaba loca.

Se besaban a escondidas. Ella acariciaba su espalda con ternura. Él recostaba su cabeza en su regazo. Me resulta lindo ver a dos personas que se quieren. Me provoca envidia también pero generalmente me da más alegría que otra cosa.

Hoy se fue ella. Se despidieron anoche y hoy nuevamente lo hicieron. Ella regresó a Monterrey para posteriormente viajar por el país y después regresar a su hogar. Me lo contó él de esa manera desapegada que tenemos los hombres para minimizar las cosas que nos duelen y nos rompen. "¿Volverás a verla?" "Nah". Encendimos un cigarrillo y caminamos rumbo al hospital sin decir otra cosa en el trayecto.

Así se acaban las cosas. No es metáfora, es vida.

lunes, 23 de octubre de 2017

Médicos

Alguna vez dije que en mi opinión hay dos tipos de personalidades que se inclinan por la vocación de médico: los narcisistas que creen que pueden controlar y enfrentarse a la enfermedad y tal vez hasta retrasar a la muerte; y, además, los masoquistas que se dedican a este camino lleno de sacrificios, obstáculos y dificultades para sublimar algún complejo o culpa en aras del beneficio a los demás... pero primero véanme cómo sufro y cómo me sacrifico.

Son generalizaciones muy burdas pero que creo engloban -conscientemente o no- a la mayoría de mis colegas -me enerva esa palabra pero bueno- y a mí. 

Creo que es irrelevante la motivación que nos orilla a seguir este camino. Lo importante es que estamos ya en este camino. No queda otra mas que transitarlo y hacer camino al andar. Golpe a golpe y verso a verso.

Hace algunos años -no tantos- escribí un pequeño texto muy cargado de sentimentalismos y de religiosidades referente a la bendición que es ser médico. En mayor o menor medida sigo pensando lo mismo pero quiero hacer una actualización un poco más laica:

Creo que, principalmente, ser médico es una labor desinteresada de amor. Entregarse de lleno al trabajo de ayudar al prójimo y de acompañarlo en su dolor y aliviar su sufrimiento. Es reír y hacer reír. Es escuchar, empatizar y entender a nuestros pacientes para lograr que te escuchen, que empaticen contigo y que te entiendan.

Es una responsabilidad enorme que implica estudiar, mantenerse actualizado, preocuparse a todas horas y en todo momento aún cuando ésto implique sacrificar nuestra vida social y familiar. Es una responsabilidad severa y bastante seria que amerita brindarle la importancia adecuada porque nuestras decisiones y/o la ausencia de ellas tendrán consecuencias directas sobre el estado de salud de una persona. Toda vida es valiosa y todas necesitan ser tratadas de la misma manera.

Enhorabuena y a seguir preparándonos y responsabilizándonos. Ser médico es una labor de amor. Amen, pues. Así, sin acento.



martes, 17 de octubre de 2017

¿Te parece?

Hola. Quería decirte que te quiero decir lo que muchos han pensado en decirte y lo que incontables hombres te han dicho de interminables maneras: me pareciste bonita y quisiera conocerte mejor. Pudiera decírtelo de una manera más poética pero con el tiempo he aprendido que en estas cuestiones -y en muchas otras- menos es más. ¿Para qué ahogarte en palabras y versos siendo tan simple la cuestión?

Yo sé que no soy el primero que te lo dice. Sé que es altamente factible que me ignores. ¿Te parece si no lo haces tan de pronto y me das una pequeña oportunidad para demostrarte que tal vez valga la pena conocernos más? ¿Te parece si me dejas escucharte?

¿Te lo han dicho antes? ¿Te parece si me permites intentar hacerte sonreír? Tengo tanto que dar y tanto que quitarte. ¿Te parece si soy sincero? Me atraes físicamente y me interesas como idea pero éso no garantiza absolutamente nada. Puede que te aburra. Puedo que me aburras. Puede que nos aburramos juntos y que éso sea algo bueno y no malo. ¿Te parece si lo averiguamos?

Tengo tanto que contarte y tengo tanto que aprender de ti. Probablemente. No lo sé ni lo sabes tú si no me das y te das esa oportunidad, ese riesgo, esa chance. ¿Te parece si te soy sincero otra vez? Puede que al principio te parezca adorable y encantador y puede que después ya no tanto. Puede que mis errores y mis defectos no sean abrumadores al principio pero invariablemente terminarán por serlo. Y viceversa, eh. Pero lo bueno siempre viene con lo malo y si son más cosas buenas, ¿te parece si quién sabe?

¿Te parece si te digo que no me he cansado de buscarte? ¿Te parece si te digo que me gustaría tomar tu mano y caminar contigo? ¿Te parece si te miro a los ojos mientras hablas? ¿Te parece si te canto algo cuando sé que no me puedes oír? ¿Te parece si te digo que me das miedo pero que ese miedo me hace sentir vivo? ¿Te parece si vemos películas juntos, escuchamos nuestra música y bailamos por las noches sin que nos importe otra cosa mas que estar vivos en este momento? ¿Te parece si salimos y nos enamoramos y vivimos juntos y vemos qué nos depara la vida?

¿Te parece si probamos a ver si te parezco?

¿No?

Bueno.

martes, 1 de agosto de 2017

Undelivered mail

Hola.

Sé que no te he hablado. Sé que tú tampoco me has hablado. Quería y quiero decirte que se me dificulta muchísimo no hacerlo porque te veo y me tiemblan las patitas. Se me suben los testículos al cuello. Porque probablemente algo que para ti no tuvo ni tiene gran importancia para mí sí la tuvo y la tiene. Porque me arrepiento de no haberte besado. Porque extraño tu risa. Porque quisiera volver a abrazarte y no soltarte más. Pero me han dicho y sé (creo) que no debo hacerlo. Que tú deberías ser quien me buscara. Que tú deberías ser quien me dijera estas cosas. Así pasaría en una película cursi romántica de esas que abundan y que creo no tengo que enlistar. Pero no ha pasado y pienso que no va a pasar.

El problema de ésto es que yo soy yo con todas mis virtudes y defectos. Que pienso que la línea entre la terquedad y la perseverancia es tenue. Que pienso que si uno tiene el impulso y la necesidad de hacer un gesto "grandioso" (whatever that means) de amor, debe hacerlo porque es preferible intentar que no hacerlo. Aún a pesar de no obtener la respuesta anhelada. El problema también es que no se me ocurre un gesto "grandioso" de amor mas que decirte que te extraño y que quisiera que tú también lo hicieras. Que los sentimientos que tengo fueran correspondidos. Éso quisiera. But you can't always get what you want.

Así que éste soy yo escribiéndote lo que no me he atrevido a decirte. Que no es mi primera vez en estas lides y probablemente no sea la última. Que en situaciones previas me ha ocurrido que algo que aparentaba arder con la furia de mil infiernos se apaga. Que he visto que uno puede morirse de nada y seguir viviendo. Que sé que si permito que el tiempo y la distancia pasen, todo pasará como suele pasar. Que dejaremos de vernos. Que tú seguirás tu camino y yo el mío. Que la añoranza se convertirá en melancolía y posteriormente en olvido. Que de pensarte diario pasaré a pensarte esporádicamente y posteriormente nunca. Que tú encontrarás a alguien más y que yo encontraré en qué ocuparme. Que dos caminos que parecían ser paralelos -jamás unidos- se convertirán en divergencias. Y no quiero que pase éso. Por éso me decido a escribirte ésto que no sé si te entregaré o te diré.

No tengo ningún rencor ni odio. No tengo ningún sentimiento de arrepentimiento mas que no haberte besado más. Sigo pensando en ti diario. Sigo pensando que eres la persona con la que quiero compartir memes y chistes y ocurrencias y acontecimientos. Que no quiero pagarle a nadie más las cheves. Que quiero ir al cine contigo. Que quiero conocer restaurantes diferentes contigo. Que quiero estar a tu disposición para facilitarte la vida y el camino. Que muero por besarte y por cogerte (pero bonito, if you know what I mean).

No se me ocurre otro detalle ahorita. Si se me ocurre, lo haré. Por un tiempo, supongo. Espero que el tiempo y la voluntad se conjuguen para coincidir. Espero que así sea.

Siempre tuyo (whatever that means).


domingo, 11 de junio de 2017

Tampoco cambiamos tanto.

Me la vivo hablando de amor. Qué hueva, ¿no? Me da un poco de pereza ser tan monotemático pero claro que me defiendo diciendo que hay pocas cosas que valgan tanto la pena como para hablar de ellas en repetidas ocasiones como lo vale el amor. No es que me enamore en muchas ocasiones. Es que tengo el querer fácil y el emocionarme más.

Mi mejor amigo me dijo esta semana que está padre que me sigo enamorando como cuando teníamos 15 años. Él se acuerda de todo éso: la primera borrachera que me puse fue por un "desamor" tonto de una chava con la cual ni siquiera hablaba y con la cual jamás salí. Mis novias a las que les llevaba flores, canciones, poesías y demás pendejadas. Él me dice que sí, está padre porque significa que mi esencia no ha cambiado pero que también implica que no he aprendido nada en todo este tiempo.

Y no. No he aprendido mucho. Al menos no en cuanto a limitarme. Pienso que las cosas las hago de una manera un poco más madura pero tampoco tanto. Sigo queriendo y emocionándome igual.

Me acuerdo de mi graduación de secundaria. No tenía con quien ir. No hablaba con mujeres. En parte por ser quien soy pero en parte también porque estaba en una escuela de puros hombres y no conocía mujeres. Intervino una tía mía y medio que me obligaron a llevar a una prima segunda. Sí, ya sé. No quería ir. Le dije a mi mamá que en serio, prefería no ir. No me la iba a pasar bien. Pero tenía que ir así que fui con esta prima segunda que no era nada mío pero que no dejaba de ser una situación rara e incómoda. No sé para ella pero para mí sí. Creo que hablé con ella 10 palabras. Ella terminó bailando con otro wey que le gustaba a prácticamente todas las chavas que estaban ahí. No me molestó ni me dolió ni me incomodó. Me dio hueva. No quería estar ahí. Pero estuve y todavía me acuerdo. Cosa que estoy prácticamente seguro que ella no.

Han pasado alrededor de 15 años desde entonces y este sábado tengo la boda de uno de mis mejores amigos. Ya hablo con mujeres y creo que hablo bastante bien pero sigo siendo torpe, bobo, cursi y tímido. No se quita fácilmente. No sé si quiero que se me quite. Quería ir con alguien, la invité y había dicho que sí pero luego dijo que no. Sus motivos tiene y no es mi lugar cuestionarla u obligarla. Sí quería ir con ella y solamente con ella. Pero igual tengo que ir a esta boda. Y no creo que sea bien visto ir solo. Tampoco me molestaría.

Mi mejor amiga me consiguió con quien ir. Ni siquiera conozco a la mujer que me acompañará. Esta semana la conoceré porque ya la invité por unas cheves para que no sea tan incómodo el trance. Le dije que qué valiente y ella me dijo que qué valiente yo.

No sé pero en verdad siento que desde esa fiesta de graduación hasta esta boda no ha pasado el tiempo. No es que no haya cambiado tanto. Siento que no he cambiado nada.

lunes, 5 de junio de 2017

Hola

—Hola.
—Hola.
—Perdón que te aborde así. Sé que todos dirían lo mismo aunque fuera falso pero es la primera vez que hago ésto. 
—¿Hablar con alguien que no conoces así de la nada?
—Claro. Tratar de ser directo. Creo que hablar así con alguien delata tus intenciones de entrada, te expone y te deja muy vulnerable. Está culero ser rechazado.
—¿Siempre hablas así con las personas que no conoces?
—Siempre hablo así cuando estoy nervioso. Sí, siempre hablo así.
—Ah.
—Fuck, te estoy perdiendo. 
—¿Ya me habías ganado?
—No, o sea, claro que no pero me refiero a que... no sé a qué me refiero. ¿Puedo empezar otra vez?
—Empieza.
—No suelo hacer ésto pero siendo hoy un día nada especial pensé, ¿por qué no hacerlo una vez al menos? Te vi a lo lejos, me pareciste bonita y aquí estoy intentando hacerte plática.
—Ehm... ¿debería tener miedo?
—No, bueno, yo digo que no. No sé. No. Creo que yo debería tenerte más miedo.
—¿Ah sí? ¿Como por qué deberías de tenerme miedo?
—No miedo a ti, per se. Miedo a todo lo que representas.
—¿Y qué represento? 
—Muchas cosas: la posibilidad de algo bueno, la posibilidad del rechazo, la certeza del dolor que siempre está por venir. Ok... ¿puedo empezar otra vez?
—La tercera es la vencida.
—Eres muy bonita.
—Aww. Empezaste bien.
—Claro pero es porque es la tercera. Las previas no fueron inocuas. Establecieron el tono y el ambiente y en cierta medida esperabas que saliera con algo así. Pero es la verdad. Eres muy bonita. Por éso me acerqué.
—Gracias. De verdad.
—De nada. De verdad.
—Eres un tonto.
—Me lo han dicho antes. ¿Y qué haces aparte de leer revistas en un Sanborns?
—Nada más que eso. Espero a unas amigas. Quedamos de ir al cine.
—Cool. Qué padre. Puedo hacerte compañía en lo que llegan tus amigas. 
—Claro. La verdad estaba bien aburrida y nada más estaba haciendo tiempo.
—Me imagino. A mí me gusta venir aquí a hacer tiempo también. En fin. ¿Y a qué te dedicas?
—Pues estudio.
—Ah mira. ¿Y qué estudias?
—La prepa.
—... o sea... ¿Cuántos años tienes?
—16 pero ya casi cumplo 17.
—Puta madre.

Por éso no lo he vuelto a hacer.

lunes, 29 de mayo de 2017

Something shitty's going to happen




¿Ya lo viste? ¿Le entendiste? Me explico.

Es Louie C.K. hablando sobre el amor y sus consecuencias. Él dice con su característico estilo depresivo y pesimista que sonreírle a alguien sólo puede traer consecuencias negativas. Something shitty's going to happen porque lo hiciste, porque quisiste a alguien, porque decidiste abrirte y compartirte con alguien.

Tiene razón. No hay manera de evadir esa realidad: enamorarse es un error. Implica sufrimientos venideros que son inevitables y que, en el mejor de los casos, te harán desear la muerte. Entre más quieres, más sufrirás. Nadie en su sano juicio desea el dolor y, por ello, de ser posible, buscamos cuando menos aplazarlo y/o evitarlo absolutamente. Pero todos nos enamoramos. No podemos ni queremos evitarlo.

Ansiamos ese estado idealizado del amor romántico que se nos ha implantado culturalmente mediante películas, canciones, novelas, series de televisión, caricaturas y hasta comerciales. El problema es que la realidad muerde y duele y arranca partes de ti y las escupe. El problema es que amar duele.

¿Vale la pena? Absolutamente. Todas esas discusiones sobre cuál es el sentido de la vida me parecen idiotas. El sentido de la vida es amar. Ni siquiera ser amado sino amar, entregarse, compartirse con el mundo. Lo que importa, como siempre, es lo que ofreces y lo que das. Entrega amor y posiblemente puedas recibirlo de regreso. No es una garantía pero me gusta creer que al menos incrementa las probabilidades.

La vida duele. La vida mata. Son frases hechas muy pobres pero que no dejan de tener cierta veracidad. No por éso uno debe dejar de vivirla. Me parece muy de platicador motivacional decir que las cosas buenas de la vida hacen que las cosas malas valgan la pena. No sé. No estoy convencido de ello. A veces he deseado morirme de tanto desamor, de tanta tristeza. No han sido los ratos más brillantes de mi existencia y los recuerdo con reticencia. Sin embargo, a posteriori, pues sí, creo que vale la pena. 

En serio. Me da pena decir que "es mejor haber amado que jamás haberlo hecho". Me da náusea y asco ser tan cursi y decirlo así pero es que no creo que exista mejor forma de decirlo. Ese es el mensaje que quiero transmitir y que, en parte, creo que lo escribo para convencerme a mí mismo y no claudicar. Vale la pena. Vale la pena luchar, querer, esforzarse, reír, imaginar, idealizar, amar. Vale la pena porque sin amor la vida sería extremadamente aburrida y sin chiste. Vale la pena porque no existe ningún lugar que sea más tu hogar en este mundo que el abrazo de la persona amada. Valen la pena todas las humillaciones y anécdotas vergonzosas que tienes en tu historial porque nada iluminará tu vida como la sonrisa de quien amas. Vale la pena haber amado antes y haber perdido porque volverás a amar y volverás a sufrir y, si Dios quiere, encontrarás a alguien que te ame de vuelta y que te haga sufrir pero que enmendará sus cagazones y heridas. Alguien que te amará y que no se irá. Y si no quiere Dios, pues seguirás amando hasta que un día dejes de amar y entonces recordarás todo lo que has amado y añorarás esos amores y esos sufrimientos y desearás volver a amar. Y ese amor que entregaste, que ofreciste al mundo, será lo que llenará tu existencia. Y éso, querido amigo, es bueno, no malo.

Entonces...

Claro que vale la pena amar aunque a veces amar sea una mierda.

jueves, 13 de abril de 2017

Manic pixie dream girl

Era mi graduación. No sabía con quien ir y fui con ella. Todos bailaban y brincaban y festejaban. Ella y yo estuvimos sentados toda la noche, platicando y riendo. Podía oler su perfume. No dejaba de ver su sonrisa.
Tenía poco que había comenzado a fumar. Ella también lo hacía. Ignoro si todavía lo hace. Yo sí. Salíamos del salón y encendíamos los cigarrillos. Era un pretexto para alejarla del bullicio y acercarla a mí, supongo.

Me moría por ella, creo. Bueno, me gustaba pero ya era exagerado entonces. Me gustaba mucho. Por rara, por bonita, por su sonrisa. No sé. Me gustaba y ya. Yo a ella no... sé.

Fue todo como quería. Ella se fue antes de que terminara la fiesta. Se despidió de mí y me besó. No se me olvida ese beso. Luego no pasó nada. Los dos seguimos el camino.

Ha pasado el tiempo. Ella se casó y luego ya no lo estuvo. Creo. No sé mucho de ella. Pasó lo que pasa: el tiempo, la distancia, la vida.

Yo me sigo acordando de ese beso y de esa noche como una de las mejores de mi vida.

jueves, 23 de marzo de 2017

Messi

Me encuentro escribiendo ésto desde Buenos Aires, Argentina. El destino azaroso me tiene aquí en este tiempo y coincide con un partido de Argentina clasificatorio para la Copa del Mundo 2018. Pagué 250 dólares por una entrada. A Leo lo tenía que ver sí o sí.

Estaba sentado junto al guía turístico francés (Mathieu) y charlábamos sobre futbol en general. Él me contó que nunca había ido al estadio Monumental y que jamás había ido visto a Messi. Éso era lo que más le emocionaba. El resto del grupo (un chino, dos chilenos, cuatro argentinos y un estadounidense) asintió y revalidó lo dicho. Todos íbamos para ver a la Argentina pero también para rendirle pleitesía a ese chaparro endemoniado.

No me salen las palabras porque creo que todo lo que se pudiera decir sobre Leo, ya está escrito: es un genio, es talentosísimo, es un perro, tiene una visión de campo espectacular, es un líder, es autista, es infantil, es argentino, es un crack, es un buen pibe, es un pechofrío, es sencillo, es modesto, es amable, es tímido, es reservado, es rosarino, es el mejor jugador de futbol que ha existido.

Sí, creo que es el mejor jugador de futbol que ha existido. No sé si el que existirá. Dudo que surja alguien mejor que él así como lo dudaron los admiradores de Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona en su momento. Tal vez sí. Ojalá que sí haya alguien mejor que él para que siga emocionándome como niño con este deporte tan lindo.

Fue un mal juego. Argentina jugó horrible. Chile mereció ganar. Hubo un penal mal marcado, un gol mal anulado y pocos tiros a gol. Leo no jugó bien y, por ende, Argentina no jugó bien. Es irrelevante. 

Habrá algunos afortunados que verán en vivo sus mejores goles. Habrá quien esté en un estadio cuando le toque festejar algún campeonato. A mí me tocó un partido irrelevante donde se practicó un futbol prácticamente impresentable. Me da igual.

Me considero afortunado porque lo vi en vivo, de lejecitos y canté un gol suyo y ya se lo podré contar a mis nietos.

martes, 7 de marzo de 2017

Me prometí ya no escribirte

Han pasado ya meses desde la última vez que hablamos. Ha pasado todavía más desde la última vez que te vi y creo que probablemente ya no te veré. ¿Pensarás en mí ocasionalmente? ¿Extrañarás mi cuerpo al lado del tuyo cuando cierras los ojos? ¿Alguien más te habrá hecho reír como yo lo hacía? Teorizo que le dirías a todo el mundo que no pero que tal vez en algunos momentos sí, aunque ni estés dispuesta a reconocértelo a ti misma. Es irrelevante. 

Creo es la primera vez que algo en mi vida ocurre así. Tan decidido. Tan final. Ahora sí entendí. 

Me dijiste cómo eras. Entre lágrimas y besos y súplicas, entonces. Que no me fuera -y no hablabas de distancia-. Que me quedara. Que me ibas a tener que superar y olvidar y que podías hacerlo pero no querías. 

Rompí mis promesas. Me fallé y te fallé. No hago planes estúpidos ni concibo esperanzas vanas: sé que ésto ya fue. 

No voy a escribirte diciéndote lo que seguramente ya sabes: que te amé, que te amo, que me haces falta, que con nadie me reí como contigo, que extraño estar contigo todo el tiempo y que ojalá pudieras burlarte de mí en mi carota hasta el día que me muera. Todo éso ya lo sabes y sé que lo sabes. Es irrelevante, igual.

No quiero perturbar tu calma. Sé que estás bien. Sé que estás mejor que antes. Por fin entiendo. Quiero que seas muy feliz. Quiero que hagas feliz a todos los que te rodean. Quiero que brilles y que seas famosa, ejemplar, un modelo. Quiero que seas como siempre fuiste. Quiero que contagies a todos con tu buena vibra, con tu alegría, con tu ética de trabajo y tu manera de ser. Quiero que encuentres a alguien que te haga muy feliz, infinitamente feliz, que te llene de amor y de alegría y de esperanza y que jamás te haga daño. Quiero que ese alguien te trate como mereces ser tratada. Quiero que vivas feliz y plena como tú quieres vivir.

Por mi parte, sólo te puedo decir que envidiaré con toda la envidia de la mala que soy capaz a esa persona que estará contigo y que disfrutará de tu presencia porque, si hubiera hecho las cosas diferentes, esa persona sería yo.

domingo, 29 de enero de 2017

Morirme en tus sueños

Despertaste en medio de la noche, sobresaltada y llorando. Me sacudiste hasta que desperté. "Soñé que te morías", dijiste entre lágrimas y sollozos. "No quiero que te mueras nunca". Sintiéndome amodorrado, te miré con algo que simulaba perplejidad y ternura. "No te preocupes, cielo. Fue solamente un sueño"

La miré llorando desconsolada. Se le iba el alma en cada jadeo. Recuerdo haber llorado así alguna vez. No recuerdo el motivo -o no quiero recordarlo-. Me sentí halagado pero más sorprendido todavía porque no creía que mi vida fuera tan importante para alguien. 

Pero no se trata de mí. Te abracé y sentí que tu cuerpo temblaba como tiritando de un frío que venía de adentro. Qué cosa tan terrible depender de alguien. ¿Qué te puedo decir? Jamás he soñado contigo, mucho menos que te morías. Y, si te murieras, sí, sentiría feo. Vestiría de negro e iría a tu funeral y aceptaría los losientomuchos y los estamoscontigos. Le daría el pésame a tus familiares y amigos. Tal vez lloraría. Pero estoy perfectamente consciente de que no se me iría la vida porque ya entendí que estamos solos y que todosepasa, mija. 

Otra vez lo estoy haciendo: no se trata de mí. Te abracé hasta que te quedaste dormida. Llené de besos tu frente y tus ojos hasta que se secaron. Llenaste con tus mocos mi sudadera. Se me durmió el brazo pero ni pedo, sería muy ogete desabrazarte esta noche. Igual te desabracé, salí a la sala y encendí un cigarrillo. Me cae que sí soy un ogete.

Te imagino muerta entre cada exhalación de humo. Es tu culpa que me haya puesto tan funesto, querida. No quiero que te mueras ahorita pero no me importa no vivir contigo para siempre

Lo entendí de pronto. Entré a la habitación, tomé mi ropa y mis pocas pertenencias. No dejé una carta ni un mensaje. Me fui. 

Qué pinche chiste tiene vivir con alguien si soñar que se muere no te quita el sueño ni las ganas de vivir. No se trata de mí, querida: se trata de ti.