Generalmente, comentarios de futbol y temas de moda. A veces, personajes y eventos históricos relevantes para mi. En otras, cosas peores.
martes, 20 de diciembre de 2011
¿Felicitaciones? No.
El domingo 11 de diciembre del 2011 terminó la sequía de títulos para los Tigres de la UANL. El equipo regio al cual, por cultura y por influencias cercanas, se me inculcó si no a despreciar u odiar, sí a sostener con ellos una enemistad deportiva. Nací en una cuna "rayada" así como pude haber nacido en una "chiva", "águila" o "cementera". Así como nací "católico" y pude haber nacido "budista", "musulmán" o "evangélico". Nací así no por decisión, no por convicción sino por mera cuestión geográfica y familiar. Sin embargo, es difícil (por no decir imposible) liberarse de esas primeras aficiones, de esas pasiones y enamoramientos sin sentido.
No hay un motivo en específico para la enemistad. Muchos de mis mejores amigos son aficionados de los Tigres. Se trata simplemente de una cuestión geográfica también. Supongo que los moros y los cristianos pudieron haber tenido muchas cuestiones en común también pero los dos querían ocupar el mismo espacio. No justifico, al contrario: digo que es una estupidez pelear por éso. Además, es claro que hay leguas de distancia entre una situación y la otra. Aún con éso no dejo de sentir cierto dolor o envidia ahora, sin importar los logros obtenidos recientemente por "mi" equipo.
Se trata de tolerar. Se trata de saber que las burlas llegarán y uno tiene que plantarles cara. Se trata de no enojarse, de presentar una sonrisa aunque se sienta falsa. Se trata de guardar silencio para no enredarse. Se trata de tener esperanzas aunque la situación actual propia no inspire mucho. Se trata de rezar porque los logros del vecino se detengan con éste: que sea debut y despedida. Se trata, también, de experimentar un poco (muy poco) de alegría por esos amigos que ahora sonríen. Se trata, claro, de menospreciar el logro de cualquier manera, de toda manera, por más inverosímil e increíble que sea. Se trata de responsabilizar a todos menos a ellos; de restarle méritos, de intentar molestar, de ser un cadillo. Se trata de resignarse.
Se trata, en fin, de esperar una revancha y de pedirle a los dioses del futbol porque sea pronta y expedita.
No felicito a los rivales porque creo que éso no cabe en el futbol. Felicito a mis amigos porque me da gusto su alegría. Sin embargo, no la comparto. Así como estoy seguro que ellos tampoco compartirían la mía, en esta situación en específico. Estábamos destinados a ser Caín y Abel.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Inocencia.
Mi abuela era completamente diferente. Dicharachera, sonriente, extrovertida y llena de abrazos y besos. Siendo el nieto mayor, el primero de muchos, me tenía bien chiflado. Es fecha que todavía mi comida favorita son los frijoles con chorizo porque ella los preparaba para mí. No recuerdo si me gustaron porque ella me dijo "están llenos de hierro, son para que crezcas bien fuerte" o si esa información fue solamente un beneficio extra. Sí tengo la seguridad de que después de que supe éso me dediqué a comer frijoles como si fueran espinacas para Popeye.
Tengo recuerdos difusos de mi infancia ahí. Algunas cosas las recuerdo porque se quedaron implantadas en mi memoria, de manera azarosa. Otras, las más, las recuerdo porque a través de los años mi familia se ha encargado de recordarme esos días. "¿Te acuerdas que bailabas la de 'Chiquilla cariñosa'"? "Te la pasabas cantando la de Sufre mamón de los Hombres G". O la mejor: "Tu pobre abuela preguntaba por todas las jugueterías de Monterrey por Letilio, un mono que querías y no lo encontraban hasta que un dependiente descifró que hablabas de Reptilio, de los Thundercats".
Todas esas memorias no son mías. Me las compartieron y ahora las recuerdo como si las hubiera leído en un libro, como si fueran de una persona que no soy yo y que tal vez me gustaría ser.
Sin embargo, hay una que sí tengo presente y que he cargado conmigo desde entonces. Como prácticamente vivíamos ahí con mis abuelos, la mayoría de mis juguetes estaban ahí. Soldados, luchadores, personajes de caricaturas. Por las tardes, en la recámara de mis abuelita ella se recostaba de lado frente a la pared, quedando profundamente dormida.
Una situación de libertad y de posibilidades. Sin embargo, protegido por su cuerpo y sin intentar un escape siquiera, me refugiaba en mis juegos. No ponía a los juguetes a luchar o a experimentar aventuras exóticas. Simplemente los acomodaba a lo largo de la ventana: en las varillas que la atravesaban, algunos colgados, otros intentando escalar el muro que separaba la cama de la ventana.
No tengo idea por qué ese recuerdo permanece. No le encuentro un simbolismo o que sea una imagen que hable de mí. Tal vez sí, pero no es lo que pensé ahorita.
Nada más el recuerdo evoca un tiempo lejano pero muy feliz. Fui un niño muy feliz, muy pleno, muy inocente. Todo lo que fui y que tal vez todavía soy lo veo ahí. He cambiado pero anhelo seguir siendo un niño que se contenta con estar cerca de alguien querido sin perseguir más. Que se contenta con acomodar sus juguetes e imaginar.
Ése es uno de los recuerdos más bellos que tengo.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Pancho Villa vs El hombre chillón
Nota aclaratoria: Ésto lo escribí hace varios años. Espero que no se me juzgue por las tonterías que en algún momento llegué a escribir.
Estoy seguro que si Pancho Villa estuviera vivo en este mundo y por una misteriosa razón recuperara su juventud, quedaría decepcionado del nivel de hombría de los muchachos de ahora. Inclúyome en “estos muchachos de ahora”.
El señor Pancho era el epítome de todo lo que un macho mexicano debe de ser: bravucón, bigotón, peleonero, tomador, líder, sombrerudo, y con sus dos viejas en la silla. Don Pancho llorando, triste por el amor no correspondido, con alma de poeta, contemplando las estrellas pensando en su mujer, en si estará pensando en él, en si estarán contemplando la misma estrella… ¡Qué esperanzas!
Ahora los muchachos somos la antítesis de don Pancho. Y dicen que no debe uno de generalizar, pero cuando se escribe con humor todo es válido (según yo). Ahora todos lloramos, cantamos, nos sale lo poeta, nos pintamos los ojos, nos maquillamos, uno que otro valiente se plancha el pelo, entre más apretados sean los pantalones mejor, entre más andrógino el look más guapo el pela’o, faciales, peelings, manicure y pedicure.
Y no lo niego, tiene su atractivo el ser vanidoso y cuidar la imagen personal de uno. Después de todo, dicen que de la vista nace el amor (aunque también unos dicen que del estómago, pero he visto muchas cocineras muy feas la verdad). Hay muchas mujeres que se fijan en la portada y no en el contenido, entonces tiene sus beneficios cuidarte. También hay a las que les gustan los sensibles…
Y es normal, y es sano cuando es con medida. Pero la sabiduría comercial me ha enseñado que todo aquello que se realiza en exceso adquiere connotaciones negativas fácilmente. Artistas y personas sensibles ha habido en todo el mundo a través de los tiempos. Pero en estos tiempos que atravesamos en los que todo es rápido, en que es fácil caer en el consumismo y demás, yo siento que se ha convertido en un exceso de sentimentalismo masculino.
A lo mejor la comparación con Pancho Villa no es la ideal, porque tampoco se trata de ser retrógradas y despreciar a la mujer. Pero cuando uno nota que los casos de depresión masculina se han incrementado, que el número de hombres que padecen de anorexia nerviosa y bulimia crecen casi exponencialmente… es obligatorio reflexionar sobre un problema que los medios no han analizado lo suficiente a mi parecer:
¿Qué hay de la presión que los medios de comunicación ejercen sobre nosotros y sobre nuestra autoestima? Las mujeres quieren un Brad Pitt, que sepa pintar, declamar, escribir sonetos y además, que pueda realizar los trabajos duros del hogar, que sepa de carros y que sepa cambiar la llanta del carro si se llega a ponchar.
No se pasen de lanza.
Si Pancho Villa estuviera vivo en estos momentos, seguramente se avergonzaría de mí por andar de chilletas y me pondría una buena madrina.
Y posteriormente, entre los medios de comunicación y las mujeres que lo quieren todo, estoy segurísimo que lo dejarían chillando también.
martes, 18 de octubre de 2011
No es fácil encontrar a Dios
No es fácil encontrar a Dios. “No tienes que buscarlo, Dios está en todas partes”. “No lo busques, Él está contigo”. “Él te eligió desde antes de nacer”. Ni siquiera son los mejores clichés que he escuchado y sí, yo también los he repetido en numerosas ocasiones.
Es difícil, al menos para mí ha sido difícil… y sigue siéndolo.
La persona que conozco que tiene la fe más fuerte es mi mamá, dudo que dude. Si acaso ella ha dudado, me consta que se abandona todavía más en sus creencias y ora pidiendo más fe.
Si crecí dentro de la fe católica fue gracias a ella y a su influencia. Pero pues desde chiquito soy contreras. No lo niego: cuando me llevaba a misa a la Purísima estaba más concentrado en las chavas (grandes, no chiquitas) que había ahí, nada más viéndolas. Aclaro: probablemente en ese entonces tenía menos de 10 años, no había morbo ni cochinadas que enturbiaran mi admiración hacia el género femenino. Pero desvarío…
Entonces crecí en una escuela católica, el Instituto Regiomontano, y salvo que algún valiente se atreva a contradecirme, los valores religiosos que se nos inculcaron ahí tuvieron influencia, sí, pero a medias. No sé si es el hecho de que éramos solamente hombres, si faltó más doctrina, si faltó más práctica, si los métodos pedagógicos fueron insuficientes. No tengo la menor idea, no soy educador y tampoco puedo acusar a la escuela sin más. Pero sí, de ahí saqué valores y principios pero no una gran certeza en cuanto a mi fe se refiere. Creía porque no tenía otra opción, porque era inconcebible creer en otra cosa o, todavía más, dejar de creer.
Entonces llegó la época en que pude ir de Misiones, en 2º año de prepa. Proseguiré con la sinceridad: no tenía la menor idea de qué era, de qué se trataban y cuál era el oficio o beneficio. Fui a las juntas y a la sierra de Durango porque una chava que me gustaba iba de Misiones. Añado: jamás hablé con ella, je.
No me cambió la vida, pero sí me gustó. En retrospectiva, no creo que haya sido tanto una experiencia de “fe” sino de socialización. Me gustó la convivencia, hacer amigos, hacer reír a los niños de la sierra, platicar con las señoras y los señores de la comunidad, y sí, ahí va otro cliché: “aprender de ellos en lugar de que yo les enseñara algo”. Sí, aprendí mucho de ellos en cuanto a la sencillez, la humildad, la llana felicidad, el esfuerzo y los frutos del mismo.
Más por permanecer que por méritos propios fui “ascendiendo en los rangos” de la organización. Ahora yo, el inseguro, tenía que formar a nuevos misioneros. La única razón por la que no rehuí a la invitación fue por la presión de que mi hermana, 1 año menor que yo, también iba a serlo. No sé, es algo de orgullo entre hermanos, creo. No lo hice tan mal. No sé qué tan bien, pero sé que no lo hice tan mal… pero seguía sin encontrar a Dios.
Entonces pasó algo que marcó un cambio: mis amigos se “cambiaron de grupo” de misiones. Uf, el faux pas en cuanto a movimientos religiosos. Si se hubieran hecho budistas creo que no hubiera causado tanto revuelo. Para acabarla, se fueron con el grupo de misiones de mi colonia, cuya parroquia está a menos de 10 cuadras de mi casa.
¿Y qué pasó? Los vatos emocionados, alterados, en plena efervescencia y enamoramiento quisieron compartirlo. Lo que suele pasar cuando alguien descubre algo nuevo que los desestabiliza (aunque sea para bien). Es difícil aguantar a una persona que se la pasa hablando de lo mismo cuando no lo conoces. Para utilizar un símil: si no tienes pareja, ¿te gusta escuchar a un amigo hablar sobre lo maravilloso, genial, asombroso, estupendejo y perfecto que es su novia? Osea sí, dices, chido, pero por favor cállate tantito.
Entonces los mandé a la goma literalmente por mucho tiempo. Seguí con un vacío pero, en serio, en esta sociedad y en estos tiempos quién no tiene un vacío por dentro… ¿soy el único? Ah bueno, prosigo.
Entonces, Navidad del 2006. Más por insistencia de mis amigos y por cansancio mío, accedí al fin. MSJ ahí te voy. No era mi mejor etapa (tampoco la peor, ja), entonces sí, llegaba tarde a las juntas, desvelado, UNA vez crudo. “Been there, done that”, por eso después le tomaba un cierto agrado a los que veía en situaciones similares. Las juntas… pues chidas, digo, se tomaban la molestia de saludarme aunque no me conocieran, gente que yo veía como alienígenas o lunáticos porque no dejaban de sonreírme me preguntaban cosas, querían que me pusiera a jugar. Igual mi opinión es controversial en este círculo pero no sé, según yo las juntas sirven para tres cosas (parafraseando a un amigo): para nada, para nada y para nada.
Sin embargo, la semana de Misión… Por muchísimas razones fue diferente. Yo venía arrastrando mil cosas y necesitaba una respuesta, un camino, ALGO nuevo. Bueno pues lo encontré.
Ahí empezó mi estadía en el grupo que duró varios años. Sin quererlo ni buscarlo (algunos dirán sin merecerlo, je), llegué a hacer cosas que jamás pensé haría.
No sé si decir que me cambió la vida. Recuerdo ese tiempo con mucha añoranza y con mucha gratitud, eso sí. Me sentí pleno y satisfecho por primera vez en mucho tiempo, y bien o mal, mi fe en Dios alcanzó un nivel que jamás había experimentado.
El grupo es obra de Dios, rinde frutos, no se queda estático, aborda la tarea que le corresponde con alegría y con bondad. Hay muchísima gente buena involucrada. Hay muchísimas sonseras y bronquitas, como en todo asunto humano pero es lo de menos, en verdad. Ha formado personas: aquí y en cada uno de los lugares de misión que le ha tocado visitar. Ha tocado vidas, ha cambiado perspectivas, ha ablandado corazones, ha iluminado vidas y ha mostrado a algunos (como su atento servidor) que hay gente buena y que uno tiene la libertad de elegir cómo vivir.
Por todo ésto y muchas cosas más, estoy agradecido con MSJ. Sí, hay gente que aprecio, hay algunos que hasta quiero. Fue una etapa muy, muy bonita de mi vida y estoy agradecido con Dios por haberme permitido vivirla. Además, jiji, ahí conocí a la persona que más admiro, quiero, respeto y venero. Aunque fuera por esa razón nada más, tendría motivos de sobra para estar agradecido con MSJ.
En fin, mucho rollo ya. Feliz 10º Aniversario, Misión San Jerónimo.
martes, 27 de septiembre de 2011
Es fácil perder de vista lo obvio
domingo, 4 de septiembre de 2011
La superioridad moral de la clase media
viernes, 2 de septiembre de 2011
Una historia de caracoles
Me paraba y en los jardines me ponía a buscar caracoles. Hace años que no veo uno. En ese entonces era facilísimo encontrarme con varios en cada aventurita. Los tomaba con mis manos y los iba juntando, uno por uno.
Los juntaba, y al echarles una rapida ojeada a cada nueva adquisición, veía que una babosa cafe/grisácea asomaba su cabeza... o lo que sea que era... por un agujerito.
Al tener un montoncito entre mis manos, los ponia todos en el suelo cuidadosamente, sin tirarlos para evitar que se rompieran.
Y luego los aplastaba uno por uno escuchando el suave crujir bajo mis tenis.
¿Que por qué lo hacía? No sé, no me siento particularmente orgulloso de mis crímenes. Tal vez lo hice por las razones que justifican muchos de los actos malos que llegamos a cometer.
Quería ver que se sentía destruir algo hermoso, único e irrepetible.
lunes, 29 de agosto de 2011
Gracias, Madre
miércoles, 10 de agosto de 2011
Libros que leeré algún día (se actualizarán)
2. Mil cretinos - Quim Monzó
3. La serie de Stieg Larsson
4. El cuento número 13 - Diane Setterfield
5. Las Piadosas - Federico Andahazi
6. Breakfast at Tiffany's - Capote
7. Ana Karenina - Tolstoi
8. El idiota - Dostoyevski
9. Gargantúa y Pantagruel - Francois Rabelais
10. La elegancia del erizo - Muriel Barbery
11. Cometas en el cielo - Khaled Hosseini
12. Incesto - Anais Nin
13. Diario íntimo de un guacarrocker - Armando Vega Gil
14. La vida nueva - Orhan Pamuk
15. Killing yourself to live - Chuck Klusterman
16. Trainspotting - Irvine Welsh
17. Mañana en la batalla piensa en mí - Javier Marías
18. Kitchen - Banana Yoshimoto
19. Cien años de soledad - García Márquez
20. Dios es redondo - Villoro
21. El buda de los suburbios - Hanif Kureishi
22. Lolita - Nabokov
23. La invención de la soledad - Paul Auster
24. Hace falta un muchacho - Arturo Cuyas
25. Los siete locos - Roberto Arlt
26. Los detectives salvajes
27. Gabriela clavo y canela - Jorge Amado
28. Residencia en la tierra - Neruda
29. Cuentos de invierno - Isak Dinesen
30. Dos horas de sol - José Agustín
31. La leona blanca - Henning Mankell
32. Los enamoramientos - Marías
33. Las almas muertas - Gogol
34. Compadre Lobo - Gustavo Sainz
35. La sangre devota - López Velarde
36. El padrino - Mario Puzo
37. El libro del desasosiego - Pessoa
38. La conjura de los necios - Kennedy O Toole
39. Absalón Absalón - Faulkner
40. El cielo protector
41. Pedro Páramo
42. Los demonios - Doderer
43. Biografía del poder - Krauze
44. Luz estéril - Iván Ríos Gascón
45. Obras completas - Dostoyevski
46. Las corrientes del espacio - Asimov
47. El caballero inexistente - Italo Calvino
48. Levi-Strauss o el nuevo festín de Esopo - Octavio Paz
49. El umbral de la noche - Stephen King
50. Auliya - Verónica Murguía
51. Triste, solitario y final - Osvaldo Soriano
52. La noche - Francisco Tario
53. Yo que he servido al rey de Inglaterra - Bohumil Hrabal
54. El otoño recorre las islas - José Carlos Becerra
55. Los 25 mejores cuentos negros y fantásticos - Jean Ray
56. Congreso de futorología - Stanislaw Lem
57. 36 toneladas - Iris García
58. Crimen y castigo - Tolstoi
59. Los de abajo - Mariano Azuela
60. From Hell - Alan Moore
61. El libro de la imaginación - Edmundo Valadés
62. Historias de cronopios y de famas - Cortázar
63. Barrabás - Par Lagerkvist
64. Los autonautas de la cosmopista - Cortázar
65. 2666 - Bolaño
66. La serie A song of ice and fire
67. Terra Nostra - Carlos Fuentes
68. La historia interminable - Michael Ende
miércoles, 3 de agosto de 2011
Cábalas del futbol: A Dios rogando...
martes, 26 de julio de 2011
Mario Balotelli: El futbol es cosa seria
¿Que era un partido amistoso? Claro, éso ya lo sé. ¿Acaso tienes una idea de cuánto dinero están ganando con esta gira por Estados Unidos? No creo que al equipo lo vuelvan a invitar, menos con este petulante futbolista. Fue una tremenda falta de respeto a la ciudad de Los Ángeles que los recibió con los brazos abiertos.
¿No era más fácil tirar a puerta? Este juego se gana con goles. Da lo mismo marcarlos con la cabeza, con los pies, con la espalda, con el vientre, con lo que sea. Mientras el marcador cambie, un delantero es eficiente y rentable.
Me dices ahora que es un jugador con muchos problemas psicológicos. Sí, yo sé que a los 3 años una familia italiana le dio alojo porque sus padres biológicos no podían mantenerlo. Sí, sé que ésos mismos padres que lo entregaron a servicios sociales y desaparecieron, reaparecieron en su vida cuando ya estaba despuntando como futbolista profesional. Sé que a pesar de que él siempre proclamó su deseo de jugar para Italia y no para Ghana, sus compatriotas le gritan que “no hay italianos negros”. Sé que la temporada pasada lo amonestaron 11 veces y fue expulsado en 2 ocasiones… en su temporada debut en la Premier League.
¿Qué importa todo eso? Es un futbolista profesional: los problemas personales se deben quedar fuera de la cancha y tiene que rendir al máximo dentro de ella. En el Manchester City le pagan para que anote goles, para que el equipo gane.
Es un sinvergüenza. Es totalmente justificable la reacción global de los aficionados al futbol. Un jugador así no merece recibir nuestra admiración. Un jugador así debe ser relegado, escondido, sin llamar la atención y evitar que sea una mala influencia para todos aquéllos que practican el futbol. No quiero ni pensar que los niños el día de mañana quieran definir de esa manera en los parques. ¿Por qué imitarlo?
¿Para qué sirve atreverse? ¿Para qué disfrutar en este negocio? El fútbol no es algo que se deba tomar a la ligera, es algo sumamente importante.
¿Que qué diría si hubiera anotado gol así?
No quiero responder tu pregunta.