lunes, 20 de febrero de 2012

El horrible escrito de un "chavo" puberto y aclaraciones pertinentes.

Ahí va una confesión que me da pena siquiera aceptarla, la habia guardado. Qué más da la verdad que todo mundo se entere; dudo que alguien la conozca y dudo que alguien no haya vivido algo así.

(Empezamos mal. No hay respeto alguno por la ortografía y el estilo dicharachero está bien forzado. No está padre releer algo que escribí en mi adolescencia. ¿Lo chistoso? Mi hermana la conocía entonces y yo ni siquiera me lo imaginaba).

Digamos que vivo en cierta colonia de Monterrey. Digamos que fui católico. Y por lo tanto digamos que trataba de ir seguido a misa. Hace muchos años ya empecé a ir a Misa de 8:15 PM en mi colonia. Era más cómodo, más fácil para mí por ser en la noche. Pero también tuve una razón cierto tiempo por la cual me gustaba ir a esa Misa.

(Sí fui católico mucho tiempo. Ante mi madre todavía aparento apego al ritual pero son muchísimos años ya de desencanto y de aburrimiento. En el estilo... hay muchas cosas que sobran ahí y ahora recortaría. En mi defensa, no me gustaba editar y era un blog "personal". Disculpen, de nueva cuenta).


Digamos que a esa hora en esa Misa hay un coro que ameniza el ritual litúrgico. El coro está integrado por chavos, en aquel entonces de mi edad o de perdido de mi vuelo. Y chavas.

(Ya salió el peine. Siempre me han gustado mucho las mujeres, qué le voy a hacer).

Sí, por ahí va el asunto. Desde la primera vez vi a una chava de ésas que no puedes dejar de ver. A lo mejor suena bien enfermo y/o stalker. El caso es que la observaba y el corazón me brincaba en el pecho, me imaginaba acercándome a ella para conocerla, para platicar. Lo que me da risa ahora es que yo, en mi paranoia y demencia adolescente, suponía en ocasiones que ella me veía a mí. Ajá. En un mar de personas, ella, el objeto de mis deseos, se fijaba en mí.

(Lugares comunes a granel. Y tan mariconete que jamás me atreví a acercarme a ella. Afortunada o desafortunadamente, el destino disfruta burlándose de mí y luego la conocí. Más información, más adelante).

No sé qué es lo que tenía de especial esta niña, pero algo tiene que me apendeja. Ésa es la palabra, pero es un apendejamiento bonito.

(Éso está bien. Al enamoramiento o al amor lo puedo seguir definiendo como "un apendejamiento bonito").


No me sé su nombre, no sé cuántos años tiene. No sé qué estudia, no sé qué hace, no sé si tiene novio, no sé con quién se junta, no sé qué hace para divertirse. No sé si le gusta salir a caminar por las noches, no sé si hace ejercicio, no sé si de repente se siente culpable por comerse más de lo que debía por tantita gula, no sé si se enamora fácilmente, no sé si le han roto el corazón. No sé si sueña con el mañana, no sé si tiene hermanos, no sé si ama a su familia, no sé si vive sola, no sé si quiere tener hijos, no sé si se quiere casar, no sé cuántas veces ha intentado dormir sin conseguirlo, no sé si le tiene miedo a los perros, no sé si ha tirado al pasto para ver las estrellas, no sé si ha abrazado a un niño y sonreído por éso, no sé si sabe preparar frijoles con chorizo. No sé si le gusta el reggaetón, no sé si no lo tolera. No sé si le gusta antrear, no sé si prefiere un cafecito, no sé si le gustan las películas dramáticas, no sé si le gusta John Cusack, no sé qué tipo de música le gusta, no sé si lloró con la de The Notebook, no sé si sería capaz de aguantarme, no sé si me entendería, no sé nada de ella.

(Neta, releo ésto y no le muevo nada simplemente por apegarme a la verdad. Aunque parezca imposible e improbable, lo cursi se me ha quitado a través de los años. Un poquito, nada más).

Nada más sé que cuando he visto sus ojos, su mirada se me derrite el pinche corazón y me derrito yo mismo. Y también que cada vez en que ella me ha devuelto la mirada (porque lo ha hecho, es algo de lo cual creo estar seguro... CREO), hecho la mocha bajó la mirada y me escondo.

(Obviamente, ella jamás me había visto. Mera paranoia).

A mí se me hace hermosa ella pero eso no es lo principal. Tal como dije, es su mirada, sus ojos.

(Mamadas).

Jaja y no me digan que me acerque, por favor. Soy más culo (sí, no miedoso: culo es la palabra, perdón por la maldición) que la chingada. No sé qué haría en tal caso salvo que me convertiría en un manojo de nervios.

(No tuve que acercarme. Ella llegó solita y solita se fue).

Pero pss no cuesta nada soñar verdat? Algún día algún día, tal vez me atreva a quedarme hasta que ella salga.. Y ps no sé, decirle algo.

Ash qué escrito tan cursi pero ni modo jaja.

(Al menos fui sincero en reconocer lo cursi de ésto).

EL UPDATE:

No le cambié nada para ser honesto conmigo mismo. Qué mugrero escribía. Lo sigo haciendo, yo sé, pero al menos ahora soy más honesto conmigo mismo y trato de no disfrazarlo. Además, neta, tanto punto suspensivo es mareante. En fin.

Lo importante era la historia. Sí, estaba bonita. Sí, era un amor platónico y jamás me acerqué a ella. Sí, era un putete. O soy, pero no viene al caso debatirlo.

Años después la conocí. Resulta que ella conocía a mi hermana, jugaron futbol juntas alrededor de un año en un equipo de la parroquia. Años después, en mi "boom" religioso la conocí en otro coro. No esperaba conocerla. Hacía mucho de ese crush y era una de esas historias que me inventé solo y ya.

Lo curioso es que la conocí y hablé con ella. La invité a salir y accedió. Nos dimos unos besotes. Al mismo tiempo, fui decepcionándome. Estaba loca la tipita. Loca es poco. Amable, buena onda, pisteadora y una mujer decente, sí. Loca de atar, no obstante.

Me di cuenta de ello y emprendí la graciosa retirada. No dije adiós, no di explicaciones. Errores que todos cometemos y no por ello son excusables.

Sin embargo, "evité una bala", por así decirlo. Ella era la tipita con la que salí.

http://www.youtube.com/watch?v=u1mqqA--p_I

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