viernes, 30 de diciembre de 2016

Intensito

"¿Por qué te gusta querer con fuerzas?", me preguntaron.

Se me ha acusado en múltiples ocasiones de "intenso". Quiero y se me nota en todo lo que digo y hago. Me brilla la cara y río y se me pone la piel chinita por pendejadas cursis y casi me orino en los pantalones cuando me abraza.

Escribo poemas y ensayos y le escribo mensajes en la mañana al abrir los ojos y por la noche antes de dormir. Salgo y estoy en reuniones y fiestas y paso el tiempo revisando mi celular por si acaso llegara un mensaje de ella para contestarle. Agarro camino a mi casa y le marco para escucharla antes de llegar.

Cuando quiero a alguien, le digo que la quiero. He dicho "te amo" tantas veces antes de tiempo. A veces lo he sentido, a veces -en retrospectiva- no tanto. Pero jamás me he arrepentido.

Cuando quiero a alguien, se lo digo hasta el cansancio. Le canto. Le escribo cartas a mano con frases bonitas e ingeniosas y que jamás he dicho antes. Le dedico canciones diferentes a las que he dedicado. Le digo que la quiero una y otra vez. Se lo publico y se lo hago saber y hago que todos lo sepan.

Cuando quiero a alguien, tenemos rutinas secretas y especiales. Tenemos chistes personales que solamente a nosotros nos dan risa. Tenemos particularidades que nos individualizan y nos conectan.

Cuando quiero a alguien, también explotan mis inseguridades. ¿Por qué ella conmigo? ¿Qué vio? ¿Qué ve? ¿No se da cuenta todavía de quien soy? ¿Está miope? ¿Ciega? ¿Bruta? ¿Sordomuda? Siento que todos pueden ver lo que ella no ve en mí y que todos están en espera de que ella me termine para invitarla a salir. Tal vez por eso lo quiero compensar "queriendo" tanto: ser lo más cercano a la perfección para que no se vaya.

Nunca grito pero a veces he gritado cuando he querido. Me han dado cachetadas. He golpeado a la pared. Me he reído a carcajadas en mal pedo. He llorado mientras abrazaba a alguien pidiéndole que no se fuera. Me quise morir. Seguí viviendo a pesar de. Heme aquí.

Entonces, ¿para qué quiero querer con fuerzas? Yo sé y tengo claro que el amor es patológico. No acepto debates al respecto: querer a alguien más en tu vida con todas sus peculiaridades, intransigencias, virtudes y defectos es algo anormal. Trae cosas buenas pero trae muchas más cosas malas. Es imposible entender a la otra persona y que ella te entienda. Vas a sufrir por culpa de esa persona y no hay nada que pueda evitarlo. Como diría Louis C.K., "something shitty's gonna happen" por culpa de esa persona, porque decidiste sonreírle y aceptarla en tu vida.

Además, sé que yo soy patológico: medio roto, inseguro, egoísta, burlón y otros tantos defectos de carácter.

¿Por qué carajos quiero querer con fuerzas? Respondo con otra pregunta: ¿Por qué vergas no, si es lo único que le da sentido a esta vida? No quiero algo mediocre, algo para pasar el tiempo. No quiero voltear atrás en 10, 15, 20 años y pensar: fuck, ¿por qué me conformé? ¿Por qué me dejé llevar por el temor a la soledad, por la presión social, por la necesidad de encajar? Quiero todo, quiero algo mágico, algo inolvidable, algo que, si bien no elimine mis dudas, si las vuelva tolerables. Quiero ser infinitamente feliz y hacer infinitamente feliz a alguien. ¿Pasará? Es dudoso pero ahorita prefiero estar solo y en espera a conformarme con alguien que simplemente me tolere y que esté conmigo por temor a la soledad. Y viceversa.

Quiero una historia de amor extraordinaria que solamente tengamos que saber ella y yo. No quiero impresionar a nadie mas que a ella.

Y ya. Por éso quiero con fuerzas.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Puede ser.

Voy a empezar ésto diciendo algo que no resulta fácil de decir: sólo quiero gustarles. 

Ni siquiera quiero decir "gustar" en el sentido romántico/sexual/platónico. También, a veces, pero no estoy hablando de éso ahorita. Quiero agradarles. Quiero resultarles simpático. Quiero mostrarme tal cual soy y hacerlos reír, hacerlos pensar. Hacerles querer echarse unas cervezas conmigo y platicar y reír y emborracharnos y mirar al cielo y formar un recuerdo y acordarnos de todo ello de vez en cuando y sonreír al hacerlo.

Éso quiero más que nada en este mundo. Cuesta trabajo decirlo porque es imposible de lograr. Estoy perfectamente consciente de mí mismo. Éso no me hace especial ni me hace más inteligente ni me hace particularmente agradable. Pero me ayuda a saber qué cosas de mí pueden no resultarles así. 

Puede que piensen que soy petulante. Soy la persona más insegura posible. 
Puede que piensen que soy machista. He amado a tantas mujeres -otra vez, no necesariamente en el sentido romántico/sexual/platónico- y he tratado de ser agradable para ellas también. 
Puede que piensen que soy retraído. Tengo miedo. 
Puede que piensen que soy sarcástico. Es mi mecanismo de defensa. 
Puede que piensen que soy culero. Me río de todo para no llorar. Y como quiera siempre lloro.
Puede que piensen que soy cínico. Soy más bien ingenuo porque sigo creyendo en la bondad de las personas por sobre todas las cosas. 
Puede que piensen que soy tímido. Sólo estoy esperando que me dirijan la palabra. 
Puede que piensen que soy inteligente. Puedo ser tan tonto.
Puede que piensen que soy mentiroso. Siempre digo la verdad -aún cuando no quisiera, aún cuando no conviene-.
Puede que piensen que soy exhibicionista. Me repito: sólo quiero agradarles. Ésto es un intento más.
Puede que piensen que soy seguro. Estoy a dos tropiezos de tener otra crisis de ansiedad.
Puede que piensen que soy feliz todo el tiempo. Tengo pavor a tener otro episodio depresivo mayor.
Puede que piensen que soy coqueto. Siento que no tengo a nadie a quien le importe realmente.
Puede que piensen que vivo sonriendo. Trato de hallarle el gusto a la vida y me fuerzo a sonreír.
Puede que piensen que soy astuto. Me tardé muchísimo en escribir esta oración.
Puede que piensen que todo ésto es pretencioso. Puede que piensen que es patético y forzado y triste y poco original y barato. Puede que ahí tengan un poco de razón.