miércoles, 7 de noviembre de 2012

Personas necesarias

A veces creo, y generalmente afirmo, que nadie es indispensable. Es inevitable pasar por decepciones, traiciones, rompimientos y finales-con-puntos-suspensivos que parecen extraídos de tragedias griegas, y a uno le da por creerse Romeo: "La vida sin ella no vale nada, mejor sería morir, extinguirme sin decir adiós ni un hasta luego". No sé si sea un mal de nuestros tiempos o algo primigenio, casi instintivo: no nos gusta decirle adiós a las personas que amamos.

Sin embargo, la experiencia y los mismos "fracasos" demuestran un punto (casi) incontrovertible: los finales pasan todos los días y rara vez tienen consecuencias fatales. Es que no hay de otra. Uno tropieza, cae, permanece un momento en el suelo preguntándose qué pasó y pensando para qué levantarse, y eventualmente se levanta, se sacude el polvo y continúa su marcha. No hablo, lógicamente, sólo de las relaciones amorosas sino en general. No me refiero tampoco a olvidar. El que ama jamás olvida, quiero pensar. Si acaso, se acostumbra a la ausencia. El tiempo pasa y a su manera sana las heridas mentales y psicológicas que siempre deja la partida de alguien. 

Es lógico pensar así, es tranquilizante y esperanzador. 

También he tratado de abandonar la mentalidad púber sobre el Amor™ en la que solamente existe una persona idónea. Además de ser estadísticamente imposible encontrar a tu "media naranja", coincidir en el mismo espacio, tiempo y lugar, creo que uno también se acostumbra a otra persona. Una cualidad del ser humano como especie, la que hasta ahora nos ha permitido ser el Enemigo Público #1 del planeta Tierra, es nuestra adaptabilidad. No sé si estemos destinados a dominar el Universo pero hasta ahora hemos sabido adaptarnos a nuestro planeta y a nuestros recursos. Siempre hay eslabones débiles pero, en general, somos adaptables. Entonces resulta lógico pensar también que, si existe una "media naranja", tal vez no terminemos a su lado y  todo bien. No pasa nada.

Todo ésto lo entiendo pero decido conscientemente no estar de acuerdo. No quiero renunciar a ese estúpido romanticismo. Me niego contundentemente y no lo voy a hacer. Supongo que nadie es indispensable salvo ella, mi excepción que rompe la regla. Me niego a renunciar, a decir adiós, a acostumbrarme a su ausencia. Indudablemente no le aconsejaría mi curso de acción a otro. Es ilógico, innecesario y (a veces) doloroso... pero también creo que la Locura™ es media hermana del Amor™

Me rehúso a renunciar porque creo que uno jamás debe conformarse. Me niego a darme por vencido porque creo que vale la pena luchar por alguien. Me niego porque siempre se aprende de los tropezones pero es más fácil levantarse si una mano te espera al lado para levantarte. Amar no es fácil, no es un cuento ni una chick-flick donde los protagonistas viven felices-para-siempre. 

No me gusta asegurar algo porque siempre recomiendo la duda como estilo de vida pero hoy lo digo: sí hay personas necesarias e indispensables. Tal vez es síntoma de ingenuidad pero tal vez necesitamos más de éso en estos tiempos de cinismo y desesperanza. No sé, no puedo decirle a nadie qué pensar o qué hacer pero sé que quiero ser feliz al lado de alguien que necesito. 

Nunca es tarde, siempre hay tiempo, no hay pretextos. 

Digo yo, ¿no?

2 comentarios:

  1. Vi luz y entré. Qué linda lectura y coincido con vos en que la vida se hace soportable y hasta agradable de ser vivida por esta cosa tan humana de convertir a algunas personas en necesarias e indispensables para nosotros.
    Saludos :)

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  2. No, no estoy de acuerdo. Yo también viví lo mismo y sí, puede que te autodestruyas en el proceso. La pregunta: ¿Lo hacemos por ideología (amor al Amor™) o amor a la persona? Y si esa persona no haría lo mismo, ¿entonces no es Amor™?
    Fuera del cuestionamiento filosófico, tampoco estoy de acuerdo en el primer planteamiento.
    Si algo caracteriza al ser humano es que NO SE ADAPTA, cambia su entorno para no tener que adaptarse él, es lo que nos ha convertido en el cáncer del planeta: cambiar nuestros entornos en dónde sólo nosotros somos compatibles para vivir.

    Bajo esa premisa, entonces, no nos adaptamos... adaptamos al otro para nosotros, pero, al mismo tiempo, la pareja hace lo mismo con uno. Se genera la simbiósis y entonces es difícil adaptarse a un nuevo sistema porque hemos sigo moldeados a un muy "específico" formato para encajar...

    Te lo digo yo que viví algo muy similar y sí, aún a veces creo que ella era mi "tren" se fue para no volver, pero también me di cuenta que en realidad yo no quería viajar en Tren, yo quería viajar en una combi, admirando el paisaje y buscando aventuras, pero no me di cuenta hasta que el tren se alejó y vi exactamente hacia donde iba...

    Más de mi "suceso" aquí:

    http://arbolforastero.blogspot.mx/2011/12/lo-ultimo-que-te-dedico.html

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