lunes, 27 de junio de 2016

Me gustan

Me gustan las mujeres que la hacen de pedo. Siempre lo han hecho. No las que la hacen de pedo por estupideces sino porque es justo y necesario hacerlo. Me gustan las que son inteligentes y se dan cuenta de la mierda que puedo llegar a decir para hacerles sentir algo. Porque puedo decir cualquier pendejada con sinceridad y mirándolas a los ojos, sin pestañear, con el corazón en la mano, con la voz temblorosa, con el corazón acelerado y sudando profusamente. No digo que sea un performance pero qué cosa en la vida no lo es.

Me gustan porque se ríen cuando digo y hago las cosas así. Me gustan porque me miran como pendejeándome, como si vieran a través de mí y percibieran mis supuestas falsedades o hipocresías. Me gustan porque hacen que me esfuerce más, que hable mejor, que invente nuevos halagos, porque me retan y me invitan a ser mejor, más atractivo, más interesante, más inteligente, más convincente y más seductor. 

Me gustan porque hacen que me emocione. Hacen que brille y que se me inflame el corazón y el cerebro se me achicharre de tanto sentirlas y de tanto pensarlas. Hacen que salga del tedio de estar pensando en mí y en mis cosas. Hacen que me interese, sin importar si ésto resulta ser breve o prolongado. Hacen que sienta, que viva, que respire, que sufra, que llore, que ría, que corra, que grite, que calle, que tiemble, que muera y me reviven entonces.

Me gustan porque sí. 

Lo gracioso de todo ésto es que todas las mujeres con las que he interactuado piensan que son ese tipo de mujer. Lo verdaderamente hilarante es que, al final, todas caen igual.

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