jueves, 18 de agosto de 2016

Colates

Tengo una sobrina que está a punto de cumplir 2 años de edad y es mi adoración. Si me fascinan los niños con los cuales no tengo algún motivo en particular para desarrollar apego, con mi sobrina me sobran los motivos.

Sin embargo, soy torpe al querer: la molesto, le hago cosquillas, la abrazo aún cuando no quiere ser abrazada, le doy besos en sus mejillas, en su frente, en sus ojos mientras ella grita y lucha por escapar. Soy un fastidioso de primera y ella ha desarrollado progresivamente cierto grado de repele hacia mí. Sigue sabiendo que soy alguien que la quiere y, supongo, a veces me quiere porque a veces se le olvida lo molesto que he llegado a ser y me sonríe, me abraza, me platica cosas en su cada vez más entendible balbuceo.

Aunque generalmente no es así. La mayor parte del tiempo ella huye y grita y dice "Nononononono" repetidamente en cuanto me ve llegar. Grita y se esconde detrás de su papá. Me daría risa si no fuera un poco triste y una versión beta de cómo son mis interacciones con las mujeres en general. Igual me da risa, la verdad.

El detalle es que hace aproximadamente un mes y medio tuve un momento de inspiración. Llegué a casa y el ritual de siempre: ella gritando, escondiéndose, haciendo un pequeño escándalo como buena mujer-en-formación. Ahí tuve el flashazo y le dije: ¿Quieres un chocolate? Ella inmediatamente paró de gritar, se interesó, me sonrió y dijo: ¿Colate? Saqué una bolsa de M&M's de mi mochila y le ofrecí chocolates, uno por uno. Ella me sonreía. Le ofrecí mis brazos y aceptó que la cargara. Le pedí un beso y me dio cinco en cada mejilla. Vaya, le había ofrecido algo que ella no podía rechazar. Si deseara verse así, había comprado su amor.

Sé que no es así. Sé -o espero- que ella me quiere y que es una niña y que es un comportamiento bastante natural y normal para la edad que ella tiene. La cuestión es que me hizo pensar y extrapolar toda esta dinámica entre mi sobrina y yo a cómo han sido y son mis interacciones con mujeres más mayorcitas.

La verdad es que todas, absolutamente todas tienen un "colate" que uno les puede ofrecer para que caigan rendidas y entreguen todo lo que uno necesite, busque o desee. No hablo únicamente de cuestiones materiales, no es algo tan simplista. Hay "colates" metafísicos, emocionales, espirituales, neurolingüísticos, pues. La cuestión es descubrir cuál es el "colate" que necesita la mujer que te interesa y ofrecérselo.

Además, claro está, de que existen los "colates" normales y siempre es válido y divertido probar con ellos.

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