martes, 25 de enero de 2011

Apología de la trampa y el error humano.



Definitivamente, el ser humano sin el uso de las herramientas estaría perdido. Después de todo, éstas son necesarias para trabajar, para facilitar la vida, para disfrutar de comodidades. La invención del fuego (o regalo de Prometeo, según la versión), de la rueda, de la polea, de los antisépticos, del teléfono, de las computadoras, del celular, de Internet, son manifestaciones de la creatividad del hombre, de su deseo de trascender y beneficiar al resto de la humanidad, y todos ellas son manifestaciones de la tecnología.

Sin todas esas herramientas y las incontables que cada quien pueda imaginar, no estaría la civilización (para bien o para mal) en donde está.

Si son tantos los beneficios, uno creería que su servidor se encuentra a favor del uso de la misma dentro del deporte que amo. Llámese repetición instantánea, un chip dentro del balón para analizar si cruzó la circunferencia la línea de gol, o cualquier otra cosa que se les ocurra.

Sin embargo, me encuentro total y completamente en desacuerdo con la utilización de cualquier herramienta que evite al 100% los "indeseables" errores arbitrales. Ahora intentaré explicar por qué.

Voy con una verdad fácil: en la vida, en cualquier situación, se puede hacer trampa. No defiendo el valor de ello, pero tiene su chiste. Uno puede hacer trampa de una manera demasiado burda y debe de ser castigado por su torpeza, por su cinismo, por su falta de teatralidad. Es a mi parecer, una manera de demostrar astucia el engañar a todos (a veces, hasta a uno mismo).

Sin embargo, si nos apegamos estrictamente a la definición, una finta es un engaño. Un drible, un quiebre, hacer una pantalla, un sombrerito... son engaños a.k.a. trampa. No tienen una razón de ser en sí. No equivalen a una anotación, no te las cuentan al final del partido como criterio de desempate, y peor aún, pueden ser motivante de una entrada artera para quitarte lo fantasioso.

Peeeeeeero... son parte de lo que hace al futbol diferente. Es la manera en la que el futbol se convierte en arte y deja de ser un juego. Sí, se necesita atleticismo, fortaleza, velocidad, entre muchas otras cosas... pero el "tramposo" es al que el público espera con ansias. Es el que se gana la carretada de aplausos por una jugada intrascendente en un sector de la cancha en la que la jugada resulta innecesaria. Pero bella.

Sé que éso aparentemente no tiene nada que ver con el uso de herramientas para facilitarle la vida al árbitro, pero aguántenme tantito.

El futbol, al igual que la vida, no tiene nada de justo. Ser el mejor no te garantiza ser el campeón, ser el más exitoso. En un partido puedes avasallar al rival con aproximaciones, con tiros a gol, con posesión del balón... pero si se conjugan la mala suerte, el arquero rival y otras cosas, en una descolgada del equipo rival (o en un error arbitral), te anotan gol y a otra cosa. Dijo Tomas Alva Edison que el genio es "1% de inspiración y 99% de perspiración." Claro, que si lo hubiera dicho tu vecino el dicho no tendría el renombre del que goza.

La vida no es justa, no vivimos en un mundo utópico donde las oportunidades de desarrollo son equitativas; los ricos son pocos y los pobres son muchos, partirte el lomo esforzándote no te garantiza ser millonario en ningún momento. Se necesitan muchas cosas para que las cosas salgan de "la mejor manera", y entre esas variantes claro que está incluido el esfuerzo... pero también la suerte.

Si partimos de que la vida es injusta, y que en mi opinión el futbol como deporte es el mejor reflejo de la vida, es de esperar que éste sea injusto.

Los árbitros y abanderados, inocentes odiados y repudiados por cualquier aficionado de cualquier rincón del mundo en algún momento, son mártires necesarios. Para tener vocación de réferi se necesita un poco de masoquista y un mucho de idealista. Marque lo que marque, alguien en algún rincón del planeta le odiará profundamente y lo señalará como tendencioso, vendido, ciego.

Sí, introducir maneras de facilitarles el trabajo disminuiría los errores. Pero otra vez, los errores son parte de la vida. A veces (depende...) los errores permanecen en la memoria más que los aciertos. Siempre nos acordaremos de la vez en que te tropezaste en medio de un auditorio lleno de personas haciendo el ridículo, de la vez en que chocaste tu vehículo sin alcohol de por medio, de cuando fallaste ese gol de manera inusitada. Así somos, es nuestra naturaleza.

Ese fuera de lugar no marcado, el gol señalado que no rebasó la línea de meta, la entrada artera merecedora de expulsión que ni siquiera fue marcada... hay un beneficiado y un perjudicado. Ambos se lo echarán en cara. Uno dirá que "es parte del juego" y otro que "solamente así pudieron."

Lo lindo de ésto, es que el futbol y la vida son injustos para todos. Hoy te toca encontrarte un billete de 200 pesos tirado en la calle... mañana tal vez se te pierda a ti. No existe una "preferencia" arbitral por ciertos equipos, a pesar de lo que se diga. El árbitro se equivoca para los dos lados... Nada más que a veces nos toca ganar y otras perder.

Mecanizar el futbol en ese aspecto se me hace la manera más torpe de quitarle gran parte del chiste. El chiste, después de todo, es que el futbol cualquiera lo puede jugar en cualquier rincón del mundo y reclamar que ese gol no fue.

1 comentario:

  1. De entrada acepto que está muy bien argumentada tu idea, pero mi punto de vista es totalmente opuesto. Creo es la primera vez que veo una justificación de condescendencia (casi aprecio) hacia el 'error', y aunque te refieres al error en el fútbol, lo defiendes haciendo referencia a las injusticias que tiene la vida. De ahí que yo tmb haré comparativos entre los dos.

    Se compara el fútbol con la vida en cuestiones de lecciones que da el espíritu de competencia, aprendizaje ante la derrota, esfuerzo y sacrificio por una meta, etc. etc. Pero eso no es algo exclusivo del fútbol, es de cualquier deporte: ahí están los gemelos Winklevoss pregonando las enseñanzas que dejan las competencias de remo en pro de ganar juicios contra Facebook y Zuckerberg.

    Es cierto que con el fútbol tenemos un buen paralelismo con lo injusta que puede ser la vida. Pero como sociedad, el ser humano siempre ha buscado perfeccionar sus sistemas de justicia para eliminar en lo mayormente posible los fantasmas del error, desigualdad e injusticia.

    Un mundo perfecto es una utopía; igual lo es querer un deporte 100% justo. Pero no se puede negar que en lo mejor que podemos dedicar nuestra capacidad de raciocinio es justamente a la búsqueda de progreso, avance y mejoría en todos nuestros ámbitos. Querer disminuir el error en el fútbol no significa que el deporte pierda su identidad: La NFL no ha dejado de ser la NFL.

    Un drible de Messi, un cambio de ritmo de Ayoví o un túnel, quiebre, auto-pase y gol de Lobos (jaja) pueden ser considerados "trampa" o picardía del jugador en la cancha; sin embargo yo no lo pondría en el mismo nivel de "trampa" de un gol con una mano, en fuera de lugar, o incluso por ayuda de un árbitro que después se sabe fué comprado por el equipo al que benefició. Mientras el ejemplo del jugador se apega más a la técnica y habilidad que existe en el mundo del fútbol, los errores arbitrales malintencionados y comprados rayan en lo peor del espítiru humano: la impunidad y la corrupción.

    Simplemente es buscar que el juego sea lo más justo posible; el uso de la tecnología no extingirá al fútbol ni tampoco dejarán de haber Messis. El fútbol nunca dejará de ser como la vida; al contrario, podría acercarse más a la vida justa que idealizamos. : )

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