viernes, 5 de noviembre de 2010

The Special One


En un mundo en el que el Barcelona representa la luz, su némesis no es otro equipo necesariamente. De acuerdo, el Real Madrid y el Barca tienen una rivalidad de más de medio siglo bastante bien fundamentada: el rechazo de Di Stéfano por vestir la playera blaugrana por la intervención del Generalísimo Franco que lo llevó al Madrid; los arbitrajes si no cargados entonces dudosos, los numerosos campeonatos del Real Madrid, el asesinato del presidente Josep Suñol i Garriga, entre muchas otras cosas.

Sí, el odio entre blaugranas y merengues es verdadero y probablemente sea el derby más importante del mundo.

En el mundo nos manejamos con antónimos para definir muchas cosas. Algo es bueno porque no es malo, algo es caliente porque no es frío. Sí, ya sé que puede ser regular o tibio, pero son los extremos lo que nos importan.

Si el Barcelona representa el fairplay, la humildad, la sencillez, el trabajo de fuerzas básicas, una sonrisa alegre al marcar gol, ser buenos triunfadores, representar a la UNICEF... el Real Madrid representa lo opuesto. El derroche, la soberbia, ganar sobre todos los medios, comprar a cada figura que despunte en cualquier rincón del mundo, fiestas, excesos, egoísmo.

En una historia en la que el bueno y el malo están tan bien marcados, apareció en escena hace unos cuantos años un pequeño hombre de Portugal. Su equipo, el Porto, siempre ha sido de los clubes más importantes en la Liga de futbol portuguesa... una Liga de nivel B. No tenía figuras en el equipo, carecía de recursos económicos y eran virtuales desconocidos. Ésa sería su ventaja.

Este hombre, hijo de entrenador, pupilo de Sir Bobby Robson, llevó al patito feo que era el Porto a conquistar la Champions. Emigró.

Un estudioso del balompié y de la táctica, con todas las artimañas, inteligencia y agudeza mental para aprovecharlas. Casado con un sistema, sabiendo aprovechar los recursos de cada uno de sus jugadores. Es un artista.

Y es soberbio. Y es pesado. El autodenominado "The Special One" a muchos futboleros les cae como una patada bien dada... ¿Qué importa el fairplay que tanto pregona la FIFA? Ése nunca ha dado campeonatos. Y cómo eliminar el juego de conjunto de otro equipo. Nadie dijo que jugar con 9 atrás estaba prohibido. ¿Hacer tiempo? Pues por qué no. Todo es válido, nada está prohibido. Siempre y cuando el resultado final sea la victoria.

Con el Chelsea de Inglaterra empezó su rivalidad con el Barcelona. Mandó inundar la cancha del Stamford Bridge antes de un juego contra el Barcelona FC, para así impedir el juego a ras de pasto del Barca. Que perdió el partido, sí... por suerte. Por una genialidad de un hombre que más que futbolista parece contador, Andrés Iniesta.

Con el Inter de Milan pareció hallarse por fin en el lugar correcto. El equipo en donde nació el catenaccio de Helenio Herrera vino a encontrar a la posible reencarnación de este último DT. Ganó todo lo que podía ganar. Y por fin dejó en evidencia al Barcelona. El fin justifica los medios en el mundo de José Mourinho.

Claro, le faltaba algo para completar el guión. Y entonces llamó a su puerta Florentino insistiéndole en que tomara las riendas de SU Real Madrid. Llegó con los billetes en la mano y con la promesa de que tendría control total sobre el equipo. Si me apuran, estoy casi seguro que lo habría hecho de a gratis. Éste era su destino.

La mesa está puesta. Va poco de la competencia y su Real Madrid está arrasando sin jugar un futbol particularmente espectacular. Las contrataciones fueron económicas y están rindiendo frutos. Ni siquiera se da cuenta uno de la ausencia de Kaká. Y Mourinho sigue ganando.

Uno se puede preguntar cómo es posible que dando la apariencia de ser un ser tan soberbio, tan pedante, tan lleno de sí mismo, sea capaz de liderar y convencer a más de 20 hombres que están acostumbrados a sentirse ellos mismos el centro del Universo. No lo sabemos, pero es claro que lo que refleja al resto del mundo probablemente sea un espejismo destinado a confundir. Probablemente no sea mala persona.

Pero en nuestra historia, ya teníamos al bueno. Josep Guardiola, Messi, Alves y compañía: el FC Barcelona, más que un club.

Siempre he tenido cierta predilección por los villanos. Alguna vez quisiera ver ganar a Tom, al Coyote, a Cerebro, a Lex Luthor ( es más fácil y más sano pensar en villanos ficticios ja). Creo que a pesar de ser catalogados como los "malos", no lo han de ser tanto. Alguna cualidad que los redime han de poseer. Qué aburrido es que siempre gane Supermán.

Nuestro villano es José Mário dos Santos Mourinho Félix. Él, también, es más que un club. Por mi parte, lo quiero ver ganar.

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